En
su quinta edición, el festival murciano SOS 4.8 apostó por primera
vez por la cualidad por sobre de la cantidad. Eso se reflejó en un
cartel mucho más cuidado pero con una afluencia de público no tan
masificada como en años anteriores. Sin duda, ambas cosas resultaron
positivas para un servidor.
Acompañados
por la llegada del calor veraniego, decidimos empezar el festival de
buen humor con el ultrashow que Miguel Noguera
ofrecía en la sala pequeña del auditorio del recinto. Lo de
siempre: una hora justa de descarga de sus ideas ingeniosamente
absurdas. A continuación, en la sala principal del mismo edificio,
presenciamos lo que sería uno de los conciertos del festival: el de
The Magnetic
Fields. Con una puesta en
escena extremadamente naíf, tazas de te incluidas, ofrecieron una
versión enfocada al pop de cámara de sus temas y pudimos comprobar
como así sus deliciosas armonías son aún más exquisitas. Ya
entrada la noche, The New Raemon defendió
solemnemente su repertorio ante un público entregado desde el primer
momento. Con su versión de Te
debo un baile
de Nueva Vulcano nos ganó a todos, y es que cuando hay los Vulcano
de por medio resulta imposible ser imparcial. Media hora después de
finalizar su actuación fuimos a tomar sitio para el que era el
reclamo principal del fin de semana: la actuación de Pulp.
No hacía falta que empezara para saber que iba a ser enorme, y es
que aún y el paso de los años la enorme presencia de Jarvis Cocker
encima de un escenario no ha decaído y la lista de éxitos que posee
este grupo es prácticamente interminable. Una hora y media de
temazos y carisma dandi culminada por una Common
People
que consiguió que por fin el público murciano despertara y
respondiera al grupo con la euforia que se merece. Tras ellos, The
Gossip hicieron
bailar a la multitud con sus éxitos pero aburrieron con sus medios
tiempos cercanos al soul. Al final de la actuación Beth Ditto se
aproximó al público y rindió homenaje a Whitney Houston con una
versión a capella de I'll
always love you. Simian
Mobile Disco
fueron los encargados de poner el broche final a nuestra primera
noche con una excelente sesión encarada al house que contuvo desde
nostalgia acid a hits recientes de Swims y Washerman. Cerraron con
Seraphim,
uno de los mejores temas de su último álbum.
El
sábado no podía empezar de mejor manera que con el concierto de
Yuck,
una suma de lo más destacable de cada una de las bandas del
indie-rock de los 90. Es impresionante como a pesar de tener un solo
disco y ofrecer un concierto de 45 minutos, muchos echamos en falta
algunos de sus mejores temas. No obstante interpretaron sus canciones
con una soltura y una efectividad que los confirmaron como la gran
esperanza para los fans del género. Una de las ventajas de ir a un
festival como el SOS es que puedes ver a grupos como Mogwai
cómodamente desde las primeras filas. Los escoceses brindaron un
concierto atronador, centrado en su último trabajo pero que también
incluyó algunos de sus clásicos, como Hunted
by a freak
o una descomunal Mogwai
fears Satan.
Justo después, un seguido de coincidencias nos permitió disfrutar
del concierto de The
Flaming Lips
disfrazados de personajes del Mago de Oz y al lado de los miembros de
Yuck y de unas cheerleaders
alocadas. Impagable poder bailar mientras observábamos las caras de
ilusión del público mientras el confeti les caía encima y quedaban
cegados por los láseres que disparan las manos gigantes que utiliza
puntualmente Wayne Coyne. Ante la duda de si su voz iba a estar o no
a la altura del contundente concierto, desde arriba nos pareció que
sí y posteriormente nos lo confirmó el resto del público. El
pseudokaraoke de La
Casa Azul fue
el concierto ideal para todos aquellos que íbamos a disfrutar de
grandes canciones pop sin prejuicio alguno. En cambio, al concierto
de CSS
le faltó energía más allá de la actitud de su cantante Lovefoxxx
y terminó por aburrir a los que no éramos incondicionales de la
banda.
En definitiva, esta edición del SOS 4.8 ha sido ideal tanto para
aquellos que querían pegarse la fiesta (recordemos que había un
escenario dedicado en su totalidad a la electrónica “garrafonera”),
como para los que íbamos a disfrutar de grandes bandas entre un
público relativamente respetuoso. Esperamos que en las próximas
ediciones se siga apostando hacia este nuevo enfoque y, puestos a
pedir, que lo apliquen también a la parte electrónica, el punto
negro del festival si obviamos la presencia de Simian Mobile Disco,
John Talabot y Pional.
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